Si me hubieses avisado antes, habría ido a casa a dormir la siesta.
Mi hermano ralló el queso directamente encima del plato de pasta.
La joven rayó la oración en la pizarra y borró la carta con rabia.
Mi madre me seguía riñendo mientras abría el paquete de café con las tijeras.
Ahí está ese hombre gritando ¡ay!
No hay nada en el frigorífico para comer.
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